martes, 7 de julio de 2015

La Conducta y Sus Tipos

Lconducta está relacionada a la modalidad que tiene una persona para comportarse en diversos ámbitos de su vida. Esto quiere decir que el término puede emplearse como sinónimo de comportamiento, ya que se refiere a las acciones que desarrolla un sujeto frente a los estímulos que recibe y a los vínculos que establece con su entorno.

A la hora de hablar de conducta y del ser humano es muy frecuente que dentro de lo que es la inteligencia emocional se establezcan tres diferentes tipos del término que nos ocupa. Así, por ejemplo, en primer lugar se habla de lo que se da en llamar conducta agresiva que es la que tienen aquellas personas que se caracterizan por tratar de satisfacer sus necesidades, que disfrutan del sentimiento de poder, que les gusta tener la razón, que tienen la capacidad de humillar a los demás y que suelen ser enérgicas.
El segundo tipo de conducta establecida es el pasivo. En este caso concreto, quienes se caracterizan por tenerla son personas tímidas, que ocultan sus sentimientos, que tienen sensación de inseguridad y de inferioridad, que no saben aceptar cumplidos, que no cuentan con mucha energía para hacer nada y que los demás se aprovechan de ellos con mucha facilidad.



La conducta asertiva es el tercer tipo citado. Las personas que la poseen tienen entre sus principales señas de identidad el que siempre cumplen sus promesas, que reconocen tanto sus defectos como sus virtudes, se sienten bien consigo mismos y hacen sentir también bien a los demás, respetan al resto y siempre acaban consiguiendo sus metas.


Las conductas humanas representan el conjunto de reacciones psíquicas de los seres superiores, que permiten mantener relaciones con el medio, sostienen el fenómeno de la vida y aseguran su continuidad. Es el modo de ser del individuo y el conjunto de acciones que realiza con el fin de adaptarse a un entorno. Es la respuesta a una motivación, traduciéndose motivación como todo lo que impulsa a un individuo a realizar una conducta.
La conducta del individuo, cuando se considera en un espacio y un tiempo determinado se conoce como comportamiento.

La conducta ha sido objeto de estudio de la psicología desde sus inicios. John B. Watson, representante de la psicología de la conducta o conductismo, postulaba que la psicología, en lugar de basarse en la instrospección, debía limitar su estudio a la observación del individuo en una situación determinada. El estudio de la conducta investiga la evolución de ciertas etapas formativas en el individuo, como la infancia o adolescencia, y va unido al estudio del desarrollo físico desde el nacimiento hasta la muerte.

El conductismo se desarrolló a comienzos del siglo XX, la conducta ha sido objeto de estudio de la psicología desde sus inicios. Su figura más destacada fue el psicólogo estadounidense John B. Watson, quien postulaba que la psicología, en lugar de basarse en la introspección, debía limitar su estudio a la observación del individuo en una situación determinada. En aquel entonces, la tendencia dominante en la psicología era el estudio de los fenómenos psíquicos internos mediante la introspección, método muy subjetivo. Watson no negaba la existencia de los fenómenos psíquicos internos, pero insistía en que tales experiencias no podían ser objeto de estudio científico porque no eran observables. Este enfoque estaba muy influenciado por las investigaciones pioneras de los fisiólogos rusos Ivan Pavlov y Vladimir M. Bekhterev sobre el condicionamiento animal.

El enfoque de Skinner, se conoció como un conductismo radical, semejante al punto de vista de Watson. Skinner, sin embargo, difería de Watson en que los fenómenos internos, como los sentimientos debían excluirse del estudio. Sostenía que estos procesos internos debían estudiarse por los métodos científicos habituales, haciendo hincapié en los experimentos controlados tanto con animales como con seres humanos.

Las investigaciones de Skinner con animales, se centraban en el tipo de aprendizaje, conocido como condicionamiento operante o instrumental. Este ocurre como consecuencia de un estímulo provocado por la conducta del individuo. Los experimentos probaron que los comportamientos más complejos como el lenguaje o la resolución de problemas, podían estudiarse científicamente a partir de su relación con las consecuencias que tiene para el sujeto, ya sean positivas (refuerzo positivo) o negativas (refuerzo negativo), el ser del individuo y el conjunto de acciones que con el fin de adaptarse a un entorno. Así, el individuo da una respuesta a una motivación, traduciéndose motivación como todo lo que impulsa a un individuo a realizar la conducta. La conducta de un individuo, cuando se considera en un tiempo y espacio determinados se conoce como comportamiento.

Hay situaciones o circunstancias (alimentos preferidos, sed, apetito, inapetencia, entre otros) que influencian las condiciones o estados de la motivación en que se encuentra un individuo (factores de la motivación). La modificación de estos estados actuales sobre el substrato sensorial – motor, son las bases de las conductas, lleva al desarrollo de una conducta determinada

Cada individuo está dotado de un amplio conjunto de disposiciones que permiten, en situaciones adecuadas, convertir en actos las necesidades y deseos, es allí cuando se dice que la motivación esta activada y entonces puede ser objeto de la investigación experimental. Como es el caso del niño cuando comienza a hablar y se estudian los factores biológicos, sociales y psíquicos que le permiten hacerlo y que lo llevan a descubrirlo a una determinada edad, y no en cualquier momento de su vida. Las motivaciones son formas de conductas específicas que se presentan ante determinados cambios entre los cuales, se pueden mencionar:

     • Cambios homeostáticos: Generan impulsos, apetito, sed, respiración, sueño,   entre otros.
     • Ciertos estímulos externos: Generanconductas agresivas, de apareamiento, o de exploración.
     • Otros estímulos: Que generan apetitos o búsquedas de recompensas.
     • Ciertas señales: Provocan apetitos específicos (conducta de apetito) originados por motivaciones específicas.           
     • Conductas motivadas aprendidas: En este caso no existe un objetivo inmediato a alcanzar, pero a través de reflejos condicionados o conductas instrumentales objetivadas, a través de        experiencias precedentes, se introducen determinadas conductas que se necesita reproducir.        Algunos de los logros alcanzados se transforman en reforzadores positivos, llamados        recompensas, que implican la obtención de un placer. Entre ellos se encuentran: necesidad de        seguridad, de aprobación, de interrelaciones, de amor, aspiraciones, poder, entre otras.

Cuando algunos objetivos son particularmente atractivos de lograr, se les denomina incentivos. Sin embargo, no siempre, las conductas motivadas logran cumplir sus objetivos. Así, un alimento o pareja sexual puede no estar disponible de modo que el sujeto debe buscarlos o luchar por ellos. Se desarrolla entonces, una conducta más flexible, la conducta de apetito que va a llevar, al logro final de los objetivos. Estas conductas de apetito presentan, en paralelo, cambios endocrinos y/o del sistema nervioso autónomo que las hacen más eficientes.

Factores que determinan las conductas:
Toda conducta está determinada por múltiples factores: los genéticos o hereditarios y los situacionales o del medio. Los primeros se refieren a la conducta innata (instintiva) que existe desde el nacimiento; los segundos, a la conducta concreta que se da ante una determinada situación (aprendida). Durante mucho tiempo se pensó que gran parte de la conducta humana era instintiva: el individuo a lo largo de su vida llevaba consigo un repertorio de respuestas organizadas que se adecuaban a las diferentes situaciones. Hoy se sabe que a los instintos se superponen las respuestas aprendidas, y que la conducta instintiva es característica de las especies animales, aunque estas puedan también desarrollar pautas de conductas aprendidas.

Factores orgánicos de las conductas.
Para que existan reacciones psíquicas que permitan al organismo mantenerse en contacto con el medio, existen relaciones más complejas que los intercambios metabólicos o comportamientos. Para que los fenómenos sostengan la vida y aseguren su continuidad, es necesario que exista un órgano capaz de realizarlas. En los seres inferiores, unicelulares, es la totalidad del organismo el que reacciona. En los animales superiores, sus reacciones van dirigidas y controladas por el sistema nervioso, y son las conductas
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Los seres vivos están provistos de millones de células las cuales se distribuyen adquiriendo funciones diversas en tejidos, aparatos, órganos y sistemas. Unas se encargan de la digestión: aparato digestivo; otras de la circulación sanguínea: aparato circulatorio; otras de movimiento: sistema locomotor, entre otras y por último, otras de la percepción de estímulos, de su transmisión por el organismo y, finalmente de la producción de hechos psíquicos: el sistema nervioso, a través de las neuronas, siendo sus funciones las de incentivar directamente el comportamiento adaptativo del ser humano.

El organismo humano funciona como un todo, lo cual significa que tanto las funciones orgánicas como las psíquicas, se fusionan, compenetrándose de tal modo que es difícil saber a cual de las dos categorías pertenecen los resultados. Si por ejemplo una persona está en peligro puede sentir miedo, emoción, expresándose en el organismo por medio de: palidez, palpitaciones, disturbios intestinales, entre otros, pudiendo llegar en algunos casos a la gravedad, el colapso o incluso la muerte. Por el contrario, enfermedades de órganos: hígado, pulmones, corazón, entre otros, provocan trastornos de humor, carácter y hasta la actividad mental. Estos dos ordenes de hecho: psíquicos con influencia orgánica, orgánicos con influencia psíquica, demuestra que el aspecto psíquico y orgánico nunca están separados.


De modo que el sistema nervioso central es la parte especializada del organismo que coordina la acción de los órganos y aparatos de la estructura somática, hace posible la producción de hechos psíquicos y convierte a estos en funciones orgánicas: movimientos coordinados de los músculos para huir o luchar, por ejemplo, o a las funciones orgánicas en psíquicas: angustia, por ejemplo, cuando ante el miedo los latidos del corazón se aceleran demasiado o tienden a desorganizarse.


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